Uno de los aspectos más delicados del perfil de sumisa, y al que pocas veces se le da importancia, es a la humillación verbal. Son muchos los hombres que tienen cientos de frustraciones dirigidas a una mujer, y que no pueden liberar por multitud de motivos. Esos clientes son los que te contraten para no hacer otra cosa que insultarte y gritarte, pero sin ponerte una mano encima. Para muchas personas, ésto podría sonar como una parte «fácil» del trabajo, pero no todas las personas podrían estar preparadas para ello, así que hay que tener en cuenta algunos puntos.
Como ya hemos mencionado antes, gran parte del sexoservicio requiere una parte de actuación, por lo que es perfectamente posible recibir un fárrago de insultos sin pestañear, aunque claro, deberás de reaccionar de acuerdo a lo que el cliente te haya pedido. Pero en ciertos momentos, en especial si eres emocionalmente sensible, será imposible no sentir todo ello como personal, y resultará insoportable. En estos casos, es un poco más complicado el usar palabras de seguridad, pues no muchos clientes sentirán que se han pasado de la raya, más si especificaron que eso era lo que buscaban.
Así que la recomendación es, desde un principio, si no puedes separar la parte personal del trabajo, evita este tipo de servicio, pues a la larga serán muy desgastantes. Es válido, sin embargo, especificar un par de palabras que no quieras que el cliente utilice, por ser especialmente sensibles para ti, siempre y cuando la lista no sea demasiado larga.
De hecho, si te resulta difícil hacer este tipo de separación, quizá la prostitución no sea lo tuyo.
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