Humillación verbal

21 04 2014

Sad Teenage Girl

Uno de los aspectos más delicados del perfil de sumisa, y al que pocas veces se le da importancia, es a la humillación verbal. Son muchos los hombres que tienen cientos de frustraciones dirigidas a una mujer, y que no pueden liberar por multitud de motivos. Esos clientes son los que te contraten para no hacer otra cosa que insultarte y gritarte, pero sin ponerte una mano encima. Para muchas personas, ésto podría sonar como una parte «fácil» del trabajo, pero no todas las personas podrían estar preparadas para ello, así que hay que tener en cuenta algunos puntos.

Como ya hemos mencionado antes, gran parte del sexoservicio requiere una parte de actuación, por lo que es perfectamente posible recibir un fárrago de insultos sin pestañear, aunque claro, deberás de reaccionar de acuerdo a lo que el cliente te haya pedido. Pero en ciertos momentos, en especial si eres emocionalmente sensible, será imposible no sentir todo ello como personal, y resultará insoportable. En estos casos, es un poco más complicado el usar palabras de seguridad, pues no muchos clientes sentirán que se han pasado de la raya, más si especificaron que eso era lo que buscaban.

Así que la recomendación es, desde un principio, si no puedes separar la parte personal del trabajo, evita este tipo de servicio, pues a la larga serán muy desgastantes. Es válido, sin embargo, especificar un par de palabras que no quieras que el cliente utilice, por ser especialmente sensibles para ti, siempre y cuando la lista no sea demasiado larga.

De hecho, si te resulta difícil hacer este tipo de separación, quizá la prostitución no sea lo tuyo.





Defectos físicos del cliente

22 08 2012

Sonará extraño, pero muchas personas pueden disfrutar ser insultados y humillados en las formas más diversas, pero aún así, reaccionar de formas muy diferentes a cierto tipo de observaciones. Nuestros defectos físicos suelen ser los puntos más delicados para tratar, y pueden hacer que una sesión placentera con una dominatrix se convierta en una tortura.

Como ya mencionamos, antes de iniciar cualquier sesión de este tipo, debes de hablar con tu cliente, y establecer límites. En especial, no temas preguntar si hay un aspecto de él que prefiera no ser tocado. Obvio, esta primera parte debe de hacerse con todo tacto. Un ¿Te molesta que te diga enano? crea una pésima impresión incluso antes de comenzar. Es mejor que sólo sugieras la cuestión, y dejar que sea el cliente quien te diga hasta donde llegar. De todos modos, recuerda que existen las palabras de seguridad, y recuérdale que, si en algún momento, se siente incómodo con algo, no dude en indicarlo.

Si bien es cierto que parte del trabajo de la dominatrix es insultar y humillar, debes de entender la paradoja de que, aún haciendo eso, debes de tratar de que tu cliente se sienta a gusto.





Insultos y dominatrices

15 06 2012

Ya habíamos visto en ocasiones anteriores, que una buena dominatrix no requiere utilizar la violencia o hacer grandes desplantes de autoridad, para demostrar quien tiene el mando. Los insultos, sin embargo, si bien podrían ser una de esas muestras de debilidad que mencionamos anteriormente, tiene aquí un significado diferente, y debemos de saber como utilizarlos.

Recordemos que, uno de los motivos por el que un hombre busca a una dominatrix, es para sentirse controlado, y tener a una mujer fuerte que lo domine. En estos casos, el oír que la misma refuerza esa postura, resulta muy excitante, por lo que la inferioridad pasa a segundo plano, pues debes de mostrarte superior como parte de tu trabajo.

Sin embargo, es muy importante saber que tipo de insultos utilizarás, pues el cliente espera específicamente un tipo de ellos, y el usar uno que no corresponda, puede matar el momento. De entrada, deberás centrarte en aquellos que sólo ataquen su valía emocional, por lo que llamarlo débil, gusano, pelele o cualquiera así, es lo ideal. No utilices, bajo ningún motivo, alusiones a su apariencia, especialmente el tamaño de su miembro. Tampoco ataques a su inteligencia de forma directa. Las malas palabras deben de ir también muy medidas: decirle cabrón es perfecto, pero alusiones a su madre están fuera de lo utilizable, excepto quizá un hijo de la chingada. Pendejo puede ser usado como exclamativo, no para referirse a su capacidad intelectual.

Claro está, si el cliente lo pide, puedes pasar por alto estas reglas, pero ponte atenta a sus reacciones. A veces el oír los insultos no resulta tan excitante como lo imaginaba.





Actitud agresiva

19 12 2011


Aunque muchos aspectos del sexoservicio pueden extrapolarse a cualquier otra forma de empresa, existen algunos elementos dentro de la prostitución que la hacen muy particular, y una de ellas es lo relativo al trato. Al igual que con cualquier forma de servicio, se le debe de proporcionar al cliente un trato agradable, evitando ser ruda, agresiva o déspota. Sin embargo, en esta profesión, es necesario a veces hacer excepciones.

Como sabemos, la prostitución trabaja mucho a base de fantasías, y algunos hombres disfrutan de ser insultados y tratados de manera despótica, ya sea para tomar una actitud sumisa, o responder de la misma forma. En esos casos, es necesario acceder a la petición del cliente. Sin embargo, es posible mantener una actitud de servicio al mismo tiempo que se cumple con los deseos del cliente. Lo importante es que, antes de comenzar el juego, se pregunten los límites y el alcance del mismo. Del mismo modo, nunca llegar a la agresión física, o a insultos que puedan llegar a ser demasiado ofensivos, como los relacionados a aspectos raciales, o defectos fìsicos muy evidentes. Estableciendo límites, y con un acuerdo previo, puedes ser una excelente prestadora de servicios, y al mismo tiempo dejar salir un poco de mala sangre.





Los insultos

25 01 2011


Uno de los puntos más delicados dentro del perfil de la sumisa, es la cuestión de los insultos. Básicamente, estos van a ser parte importante de lo que busca el cliente, y si bien puedes tú saber desde el principio – pues obviamente hiciste un contrato de límites – que no son reales hacia tu persona, eso no significa que no sean ofensivos.

Este es uno de los momentos en que se utiliza mucho más la doble identidad. Recuerda que, ante todo, eres una actriz, y estas representando un papel. Así que antes de iniciar el servicio, piensa bien en tu personaje, y dale una motivación. Ahí tienes que crear un transfondo, que aunque no se lo digas al cliente, servirá para que tú te manejes en «escena». Quizá tu alter-ego es una mujer que realmente ha hecho cosas horribles, y merece esos insultos, o quizá es una buena muchacha, pero con muy poca auto-estima. Elige con cuidado tu personaje, y explótalo. Y ten en mente siempre eso: Estás representando un papel.